Desinformación, Fake-News y Posverdad

Desinformación, Fake-News y Posverdad

Introducción.

Desde que en junio asistí al #TATGranada18 (Talking About Twitter 2018 en Granada), tenía ganas de abordar el tema de la desinformación y las fake news o noticas falsas, pues fue uno de los temas que se expusieron a lo largo de las jornadas tuiteras por ponentes altamente autorizados que lograron captar mi atención.

Es un grave problema que está entre nosotros pero que no lo vemos, para la mayoría pasa inadvertido, mientras que los destinatarios somos la gran masa social, los ciudadanos. Y sinceramente, a nada que se para uno a leer e investigar un poco se da cuenta de la gran trascendencia que tiene esta lacra comunicativa.

En palabras llanas y para que todo el mundo lo entienda: “nos están manipulando”, desde dos frentes con intereses distintos y que son:

a) Por un lado están las grandes corporaciones y los intereses económicos de la publicidad y las plataformas de contenidos digitales, no quedando al margen las plataformas de ventas online y las grandes marcas.

b) En otro lado están los intereses del poder y de los gobiernos, que se han apuntado a la intoxicación comunicativa, lo que David Roberts denomina (revista electrónica Grist el 1 de abril de 2010), como «política de la posverdad» en connivencia con los mass-media, en la que los medios y la opinión pública se desconectan de la verdadera política pública y legislativa.

Entrando en materia.  

No podemos hablar de desinformación sin recordar al pionero y periodista William Randolph Hearst (29 de abril de 1863, San Francisco) fue un editor, publicista y magnate de la prensa y los medios de comunicación, que emergió como uno de los más poderosos personajes de la escena política y empresarial de los Estados Unidos (por sus siglas EEUU).

Según su biografía era ampliamente conocido por usar los medios como auténticos instrumentos políticos, además de ser el más afamado de los promotores de la prensa amarilla, se valió de generar escándalos y de la manipulación mediática, para lograr que sus intereses comerciales y políticos se viesen beneficiados, siendo los casos más resaltantes su intervención para que la Guerra hispano-estadounidense aconteciera y sus periódicos fuesen los que obtuviesen las primicias.

Por tanto, vemos que no es un fenómeno nuevo y que ya a mediados del S. XIX se utilizaba la desinformación con objetivos muy claros de política, poder e intereses económicos.

Desinformación gubernamental y política.

Marcos de Quinto, alto ejecutivo de Coca – Cola, residente en New York y ponente en #TATGranada escribía en un tuit lo siguiente: “la publicidad comercial, por ley, no puede mentir. Curiosamente los políticos decidieron excluir la publicidad política de dicha ley. Es decir, “su producto” no está obligado a ser como lo venden” #fakenews.

Los últimos acontecimientos ocurridos en las elecciones del actual presidente de los Estados Unidos Donald Trump, que están siendo investigadas por la fiscalía o más recientemente el escándalo de Facebook y Cambridge Analytica nos debe de poner en alerta y cuanto menos empezar a cuestionar toda la información que consumimos.

Puesto en contacto con la Dra. María Herrera, especialista en Derecho Internacional, Política y Seguridad Nacional en el equipo de Kivaki Law Firm de Florida (EEUU), me comenta al respecto que, “El término «Noticias falsas» no era muy conocido o utilizado hace más de dos años; sin embargo, ahora se ve como una palabra de uso común, sobre todo en relación con las publicaciones periodísticas en redes sociales, habiéndose convertido inclusive en una de las mayores amenazas para las democracias occidentales, a raíz de las últimas elecciones y referendos en Estados Unidos e Inglaterra en los que se han descubierto un sin número de noticias falsas procedentes de Rusia.

En EE.UU., además de ser el término favorito del actual presidente, Donald Trump, su uso ha aumentado las tensiones entre los usuarios de redes, los diversos grupos sociales y los gobiernos de países como Rusia, EE.UU o Inglaterra. A su vez, han levantado un sin número de sospechas, generando una gran preocupación en cuanto a su permisividad por parte de los operadores de las grandes plataformas como facebook, youtube o twitter.

En consecuencia, desde inicios del 2018, en EE.UU. se ha generado un debate sobre la necesidad de un control de noticias falsas e incluso de la regulación de las redes sociales. Sin embargo, nada parece indicar que esto ocurrirá en un corto espacio de tiempo. Facebook, por su parte, ya ha comenzado a implementar medidas para alertar a sus usuarios de posibles noticias falsas”.

Se da la paradoja de que vivimos en un momento en el que la infoxicación (información masiva) nos abruma y nos es imposible procesar y analizar tanta información.

Según FondeuBBVA en cultura política, se denomina política de la posverdad a aquella en la que el debate se enmarca en apelaciones a emociones desconectándose de los detalles de la política pública, es decir, se le da más importancia a lo que aparenta ser verdad que a la propia verdad sin llegar a utilizar la mentira. Como dice en su acepción la RAE, es una distorsión deliberada de la realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales.

Para autores como Francisco Rouco (Diario Bez), Octavio Rojas (Diario Bez) o Javier Benegas (vozpupuli.com) la posverdad es sencillamente una estafa encubierta con el término políticamente correcto de <posverdad>, que ocultaría la tradicional publicidad política y la comunicación estratégica como instrumentos de manipulación y propagada.

Esta información termina haciéndose viral en redes sociales con la ayuda de los mass-media en connivencia con los partidos políticos, en virtud de los intereses e ideología que defienda el medio en cuestión. De hecho, los medios de comunicación no gozan de buena reputación en la actualidad por su implicación en crear confusión (desinformación) y posicionarse del lado de uno u otro partido, quedando su libertad e independencia en entredicho. El ejemplo lo tenemos con el conflicto catalán y los medios que apoyan desde sus líneas editoriales el independentismo.

En bastantes ocasiones y dada la crisis del sector, la pervivencia de los medios de comunicación depende de las subvenciones e ingresos que obtienen de las instituciones y administraciones públicas, lo que en cierta manera termina intoxicando su línea editorial. Es constatable que el mundo periodístico se encuentra colonizado por grupos de poder y políticos.

Por ello surgen voces como la de Carolina Garzón Diaz, en palabrasalmargen.com que en su artículo de mayo “trascender el cerco de los convencidos”2, dice: “desde la premisa de los medios de comunicación alternativos advierte que existe un reto en la era digital manifestando que, “en el océano de información en el que nos sumergimos día a día, los medios de comunicación alternativos y las oficinas de prensa de las organizaciones  de “la sociedad civil” tenemos cada vez más retos a la hora de comunicar. Las transformaciones que ha traído la era digital como los nuevos formatos, la aceleración de los procesos, el cambio en el ámbito de discusión y la toma de decisiones, así como la legitimidad de los voceros o las fuentes de información, inciden en las estrategias que los medios comunitarios y alternativos se plantean para trascender el cerco de los convencidos”.

Esta autora se refiere “a los convencidos” pensando en el sesgo de confirmación que se da cuando los lectores entramos en el bucle de interpretar y favorecer la información que confirma nuestras propias creencias y que los algoritmos se encargan de mostrarnos de manera recurrente y que por inercia vamos a favorecer y compartir.

Desde el perfil de Twitter de R3D @R3Dmx comparten la siguiente infografía y nos animan a tomar cinco minutos antes de compartir una noticia.

Las Fake-News y el Clickbait.

Son dos de los fenómenos que más se han extendido en los último años a nivel global, gracias al cambio de hábitos de consumo de información en la red. Hoy sigue siendo una tendencia al alza.

Cuando hablamos de fake-news todos sabemos que nos referimos a “noticias falsas”, pero ¿qué es el Clickbait?. Según la plataforma significados.com el concepto se refiere a todos aquellos contenidos de internet que tienen como principal objetivo captar la atención y animar a los usuarios a hacer clic en ellos. La traducción al español sería cibercebo, cebo de clics o anzuelo de clics, con el objetivo de atraer el mayor tráfico posible hacia un sitio web.

Como hacía en su día el magnate William Randolph, el contenido que se publica con clickbait suele ser sensacionalista, amarillista o engañoso, en ocasiones referido a las Celebrities y de poca calidad. Es un terreno abonado para la polémica y las confrontaciones artificiales, alimentando conflictos estériles donde no los había. Un programa televisivo paradigmático de este tipo sería “Sálvame” en la cadena Tele 5 en su versión digital.

Hugo Sáez especialista en publicidad, ciencia digital y del comportamiento en Medium, hace un certero diagnóstico del modelo de consumo de contenidos en Internet, cuando pone el énfasis en la polarización y las burbujas informativas, en su artículo: “la guerra por nuestra atención”3.

Cada día se hace más complicado rentabilizar los contenidos de Internet y es que las grandes plataformas como Google, Twitter, Facebook o YouTube han creado un modelo de negocio cada vez más lucrativo que cobra a las marcas y libera a los usuarios. La información se comparte esencialmente en estas plataformas, que son monetizadas por las empresas propietarias.

Según este autor lo que ha significado un gran beneficio para las grandes plataformas citadas, ha supuesto una grave crisis para los medios informativos y medios digitales generadores de contenidos, que se les hace muy cuesta arriba competir por su trozo del pastel de la publicidad. Recordemos que el modelo de negocio de las plataformas de contenidos no es otro que vivir de los espacios de publicidad o de sus propios suscriptores.

Para Sáez H. “la escasez de atención (debido a la infoxicación) crea en los emisores una necesidad de generar información nueva de manera continua, porque sólo así se nos puede atraer una y otra vez para que seamos impactados por la publicidad y produzcamos ingresos”.Esa necesidad que tienen los medios digitales de generar contenido nuevo cada día lleva a que la prioridad del tipo de contenido que se crea cambie. Al requerir una producción de artículos rápida y constante, la investigación y el análisis pasan a un segundo plano porque son caros y llevan tiempo producirlos. Por el contrario, la opinión y la mera redacción de la noticia que acaba de ocurrir tienden a pasar a primer plano, porque se obtienen de manera rápida y barata”.

Al final estos medios terminan recurriendo a contenidos de poca calidad, buscando grandes titulares sensacionalistas y con contenidos amarillistas o rosas potenciando el “clickbait”.

Se ha comprobado que esta tendencia genera cuantiosos beneficios, por lo que medios sin escrúpulos la llevan hasta el extremo, llegando incluso a inventar noticias (fake news) y generar controversias sin ningún valor.

A nada que ustedes se paren y observen las plataformas de diarios digitales más importantes del panorama comunicativo nacional podrán comprobar como todas generan este tipo de contenidos, que apuntan directamente a las emociones buscando el click fácil y la viralización.

En otro post analizaremos el Neuromarketing y otros tipos de marketing de contenidos que también se basan en el control cerebral de las personas y ello reside en las emociones. Somos seres sociales, sociables y emocionales.

Está en nuestras manos aprender a consumir contenidos digitales, para ello, les dejo estos cinco sencillos pasos para poder valorar si una información puede o no ser falsa.

Cinco pasos para verificar la información que consumimos:

1. No creer todo lo que se lee, pongan todo en cuarentena hasta que lo puedan verificar

2. Comprobar la fuente y autoría, si es fiable o reconocida

3. Verificar fecha, lugar o nombres que coincidan con lo que crees estar leyendo

4. Comprobar si hay más medios que se hacen eco de esa información y sus fuentes

5. Consultar a algún experto sobre el tema si fuese posible

 

Fuente: Law&Trends.com

Autor: Tomás Prieto Moraleda

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